Aunque parece que se ha calmado un poco todo ese tumulto en torno a la realeza venida de oriente, cual Reyes Magos de la religión católica, con su correspondiente regalo en forma de compra del paquete accionarial mayoritario, y una supuesta inversión desmedida en todo aquello vinculado al club, a saber, el nuevo estadio y futbolistas de calibre, principalmente; con la cual muchos ya se hacían fantasías y tenían sueños húmedos, aún cuando el último tiro al aire salió completamente rana; cabe seguir pensando en el porqué de semejantes movimientos, dado que en esta vida nada se hace sin un motivo.
¿Nadie se ha planteado, atendiendo al momento en el que surgió la supuesta posibilidad del traspaso accionarial, o al menos del poder administrativo del club, en que fuese una cortina de humo para simular interés por la entidad, viendo que se iba a revocar la ATE, que pasa por ser el principal activo a día de hoy de la misma más allá de la ya de por sí diezmadísima plantilla del primer equipo? ¿Que en realidad todo era un movimiento de cara a la galería para ver si realmente se les prorrogaba dicho elemento jurídico, con lo cual aún pueden, cuanto menos, mantener la apariencia de preocupación por el futuro del club más allá de lo deportivo, de una ilusa normalidad, y que una vez han visto que las instituciones se mostraban inflexibles con que había que acabar el campo se ha congelado la campaña de marketing?
No es que tenga que ser así necesariamente, ¿pero de verdad ningún periodista ha indagado partiendo de esa hipótesis? Todos cuantos hemos escuchado oscilaban entre el entusiasmo semejante al que había con la llegada de Meriton a Valencia y un escepticismo moderado, basado simplemente en esperar a ver si de verdad las intenciones del supuesto nuevo magnate asiático coincidían con lo que él mismo comentaba en sus redes sociales. Porque sí, ni siquiera había una comunicación seria, formal y oficial. Eran todo simples posts en Instagram o similares, a horas intempestivas en su país, para que aquí coincidiera con la luz del día aún, que más parecían los desvelos de un noctámbulo. Los cuales, por definición, no saben lo que hacen en sus excursiones nocturnas.
Más allá de todo eso, la llegada de una nueva fuente económica, en el caso de salir bien, no dejaría de incidir en un modelo que se ha mostrado claramente nefasto en nuestras tierras. Empezó todo con un empresario valenciano, Soler, quien endeudó la entidad sobremanera con fichajes de medianías a precio de oro y sin una política deportiva acorde a un club que pasa por ser el más importante de la tercera capital de España, y cuando se estaba en el camino de la recuperación, habiendo reducido la deuda casi a la mitad de lo que la había dejado aquel, llegaron los singapurenses, envueltos en papel de regalo por la demagogia, el populismo y la vanidad de quien cree que alguien va a venir aquí a poner su dinero a fondo perdido y sin ningún interés particular.
Evidentemente algo se está cociendo en el seno del club. Si no se está ganando dinero con los movimientos de futbolistas, al menos aparentemente, puesto que todos ellos se han devaluado con el bajón competitivo que ha dado el equipo y los que ya han salido lo han hecho por menos de la mitad de lo que se hubiese podido conseguir no hace mucho más de un año, cuando no han sido directamente regalados; y además, tampoco se está haciendo una plantilla competitiva para saciar las ansias de protagonismo y orgullo propio de un supuesto multimillonario; solo queda una tercera vía, y es que se están beneficiando de algún otro modo que desconocemos, pero que no tiene que ver con el mundo del fútbol tradicional, sino del nuevo, en el que todo lo manejan los agentes e inversores, y en el que poco o nada importa lo deportivo.
Así pues, por mucho que se esperen nuevos cauces de inversión allegadas a los dirigentes que ya tenemos aquí o se trate de echar en cara la solución fácil que todos conocemos, y que por tanto no es necesaria recalcar, puesto que no es más listo quien la verbaliza, sino quien conociéndola sabe que en realidad sigue siendo una moneda al aire, de poner el dinero sobre la mesa; sigue siendo necesaria una vertiente más profesional, de investigación profunda, que pueda ayudar a encontrar una salida con visos de ser fructífera de forma fehaciente.
No se puede explicar mejor. Lástima que más gente no lo vea con la nitidez que se ve. Que sigan con las gafas empañadas o directamente con la venda en los ojos. Lástima también el tipo de prensa existente. Ansiosa de la primicia del humo, de la NO noticia y que al parecer les funciona. Viva el reino de la ignorancia.