El día de hoy es un día histórico. Es el primer día de una nueva era para el Valencia. Porque sí, los sátrapas caerán y el club volverá a ser de quien siempre ha sido, de sus aficionados. Tenemos que ser conscientes que si hoy nos hemos reunido aquí no es por un escudo, no, y tampoco es por un equipo de futbol. Si hoy nos hemos reunido aquí es por un sentimiento más grande que cada uno de nosotros. Y esto es algo que no conocen en Meriton.
Justo enfrente de nosotros tenemos nuestra casa, donde hemos llorado de alegría y de tristeza, donde hemos reído, donde nos hemos abrazado al vecino de localidad al que seguramente no conocíamos de nada, donde hemos disfrutado y donde también hemos sufrido. Sabéis bien cada uno de vosotros que ser del Valencia no es fácil. Si quisiéramos ser de los que siempre ganan, seríamos de un equipo con más títulos; si quisiéramos ser de los más ricos seríamos de un equipo de la Superliga. Ser del Valencia no es una cosa que se hace de forma cerebral, no te hace del Valencia comprar unas acciones: ser del Valencia es una elección del corazón.
Porque si somos del Valencia es porque nuestros mayores nos legaron el amor por estos colores, un amor que a ellos les habían legado sus mayores. Todos nosotros somos herederos de un sentimiento que nos une y que queremos seguir transmitiendo. Y estad bien seguros que cuando hoy hemos alzado la voz, no era solo nuestra voz la que gritaba, también eran las voces de todos aquellos que ya no están aquí para gritar contra el despotismo de un máximo accionista que no sabe lo que es amar al Valencia. Hoy somos miles de cuerpos, pero millones de almas reunidas con un solo fin, devolver el Valencia a su legítimo dueño: la afición.
Y aunque se vayan los dictadorzuelos de Meriton, esta comunión que hemos logrado hoy aquí no debe diluirse. Esté quien esté al frente del club debe saber que, sin nosotros, sin el corazón del Valencia, ellos no son nadie.
Hui hem donat el primer pas oficial a un moviment que no ha de parar. Enfront tenim al poder dels diners, enfront tenim a l’arrogància de qui vol callar-mos. Pobres aquells a qui tenim enfront perque no entenen que, contra un sentiment autèntic, mai han pogut ni els diners ni l’arrogància.
Valencianistes, germans de sentiment, mos queda un partit dur, un partit difícil, el partit més bonico que mai podríem recórrer junts: el partit de la lliberació del Valencia Club de Futbol. Valencianistes, ¡recuperem el Valencia per a qui sent el Valencia!
Ahir, hui, demà i sempre: ¡Amunt Valencia!