Llevamos años en el Valencia CF sufriendo gestiones deportivas lamentables, además de una deuda millonaria.

Llevamos años en el Valencia CF sufriendo gestiones deportivas lamentables, además de una deuda millonaria.

Exprimir significa extraer el jugo de un alimento, apretándolo y retorciéndolo, algo que a priori no es malo, hasta que vemos como queda la fruta después de ser exprimida. Y así es como temo que quede mi equipo, el Valencia CF, después de años siendo exprimido por personajes de intereses oscuros; reseco, destrozado, para tirar a la basura… 

Muchos creían que la entrada de inversores y grandes accionistas al fútbol significaba dar un salto en la profesionalización, y no hablo de los jugadores, sino de todo esa parcela deportiva que engloba profesionales del scouting, analistas, ojeadores, etc… Estados Unidos no es Europa, y lo que allí ha funcionado con su cultura comercial y del marketing, aquí no encaja, porque además, se ha hecho mal, en Europa no se ha intentado profesionalizar el fútbol, sino exprimirlo. 

Y sí, soy un romántico, pero si se va a importar el modelo americano y perder todo ese halo que envuelve nuestro deporte favorito, que se haga al completo. Allí, en la NBA y NFL, los traspasos de jugadores no funcionan como en Europa, en el “país de las oportunidades”, los deportistas firman un contrato que les vincula a la liga, no al equipo, lo que evita que haya mercadeo, ya que los jugadores son libres de marcharse a otra franquicia. Esto produce que los inversores quieran obtener beneficios consiguiendo rentabilidad económica y deportiva en las franquicias, centrando sus esfuerzos en ello.

En Europa hemos querido importar solo lo malo, la entrada de grandes inversores pero permitiendo que los traspasos los sigan negociando los clubes, ahora controlados por propietarios con ganas de hacer caja. Creería en el despiste inocente, si no fuera por los numerosos casos de corrupción en la FIFA, UEFA y Federación. ¿Y cuál ha sido el resultado? Un deporte desigual, desvirtuado, convertido en un negocio que se utiliza para blanquear dictaduras o enriquecer los bolsillos de magnates que han hecho su fortuna a costa del sudor de otros. 

La fórmula es muy sencilla, los traspasos de futbolistas generan comisiones millonarias, comisiones que cobran las agencias de representación y se reparten los accionistas de esa agencia. ¿Pero qué pasaría si esos accionistas fueran a su vez propietarios de un club que ficha y vende jugadores representados por la agencia? Ahí está el negocio. Es ilegal, diréis muchos. Puede, pero ¿Y si esa participación en el capital de la agencia se produce mediante sociedades pantalla, testaferros por aquí y paraísos fiscales para allá? Pues que tenemos el modelo actual de muchos equipos de fútbol. 

Esto implica que el interés principal del propietario de un equipo de fútbol no sea el rendimiento deportivo, sino comprar y vender jugadores que le puedan reportar beneficios. Así se desvirtúa completamente el sentido del deporte, que es mejorar. Este es el resultado de abrazar la entrada de inversores sin control al fútbol. Este es el resultado de acabar con la democracia en los equipos.

La democracia en el fútbol, es decir, que los socios y aficionados sean los propietarios de los equipos, no implica una mala gestión. Nos han querido transmitir esa idea por la cuantía de deudas que atesoraban los clubes de fútbol españoles cuando estos aún funcionaban de forma democrática, sin dueños. En Alemania, en lugar de arrebatarle los clubes a su afición se optó por un modelo mixto en el que mínimo el 51% de acciones quedaba en manos de la afición, pero el resto quedaba abierto a inversores de todo tipo. No creo que la entrada de inversores sea mala, siempre y cuando sea para mejorar los clubes, y está demostrado que el modelo alemán ha sido todo un éxito: estadios repletos, una liga en auge y equipos ricos y saneados. El Borussia Dortmund mismamente, bajo este modelo pasó de estar cerca de la quiebra a repartir dividendos que ascienden a 30 millones en los anteriores ejercicios. 

El fútbol debe volver a sus aficionados para salvar este bonito deporte que nos une a todos, y oye,  ¿Por qué no empezar por el Valencia CF? #PrendeLaLlamaValencianista.

Firmado: José Benítez

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